JOHN CARTER 2 (2025)

Después de más de una década desde su primera aventura en la pantalla grande, John Carter 2 llega como una secuela inesperada pero intensamente ambiciosa que busca redimir y expandir el legado de la saga de Barsoom. La película retoma la historia exactamente donde quedó: John, ahora plenamente aceptado como guerrero y líder en Marte, debe enfrentar una amenaza aún más oscura que cualquier ejército de tharks o de Zodanga. Los realizadores, con una visión épica y renovada, apuestan por una narrativa más madura que combina acción trepidante con una exploración filosófica sobre el poder, la lealtad y el sacrificio. Desde los primeros minutos, queda claro que no estamos ante una simple repetición, sino ante una continuación que intenta profundizar en la mitología marciana de Edgar Rice Burroughs con respeto y a la vez con un aire contemporáneo.

Visualmente, la secuela es un espectáculo que supera con creces a su predecesora. El despliegue de efectos especiales, creado con la última tecnología en CGI, logra dar vida a un Marte vibrante, con ciudades flotantes, desiertos de cristales rojos y bestias que parecen salidas de un sueño febril. Pero más allá del despliegue visual, lo que realmente destaca es la manera en que estos escenarios se convierten en personajes en sí mismos, marcando el tono emocional de cada secuencia. Las batallas aéreas entre las naves marcianas han sido elevadas a un nivel operístico, con coreografías que mezclan caos y precisión, y una banda sonora poderosa que resuena como un eco de la antigua grandeza de las epopeyas clásicas de Hollywood.

El desarrollo de personajes es otro de los puntos fuertes de John Carter 2. Taylor Kitsch regresa al papel con una interpretación más sobria y melancólica, mostrando un héroe marcado por la nostalgia de la Tierra pero a la vez comprometido con su destino en Barsoom. Dejah Thoris, interpretada nuevamente por Lynn Collins, tiene un protagonismo aún mayor, representando no solo el interés romántico, sino una figura política y estratégica capaz de tomar decisiones cruciales para la supervivencia de su pueblo. Su relación con John se siente más real, más madura y llena de dilemas sobre identidad y pertenencia. Además, la introducción de nuevos personajes —particularmente un misterioso líder thern y una princesa rival de Helium— añade capas de intriga que enriquecen la narrativa y abren la puerta a posibles futuras entregas.

Narrativamente, la cinta apuesta por un tono híbrido entre aventura pulp y drama épico, con un ritmo que nunca decae a pesar de su extensa duración. Si en la primera película muchos criticaron la excesiva exposición y la dificultad para conectar con el mundo marciano, esta secuela ha aprendido la lección: cada revelación se integra de manera orgánica a través de la acción y el diálogo, evitando la sobrecarga de información. La tensión aumenta de manera progresiva hasta desembocar en un clímax monumental que combina elementos de tragedia personal con una batalla a gran escala que recuerda lo mejor de Lawrence of Arabia y Star Wars. La capacidad de la cinta para equilibrar lo íntimo con lo espectacular es, sin duda, uno de sus mayores logros.

En conclusión, John Carter 2 (2025) es una secuela que sorprende por su ambición y su capacidad de redención. No solo reivindica una franquicia que muchos daban por perdida, sino que además se consolida como una de las grandes epopeyas de ciencia ficción de la década. Con un guion más sólido, interpretaciones más complejas y un apartado visual que roza lo sublime, la película logra conquistar tanto a los fanáticos de la primera entrega como a una nueva generación de espectadores. Lejos de ser un simple ejercicio de nostalgia, esta secuela se siente como el renacimiento de un universo con un potencial narrativo inmenso. Si el futuro de Barsoom depende de este capítulo, podemos decir que la saga ha regresado con fuerza para reclamar el lugar que siempre mereció en el panteón del cine fantástico.